IV. Sábado, 1 de marzo

Hola “Querido diario” y todo eso… Tengo que anotar esto porque si no voy a explotar. Acabo de ver el telediario (no sé por qué me inflijo este tipo de torturas psicológicas) y se me ha atragantado el salmorejo. Abría las noticias la reacción que el “nuevo” Presidente de Estados Unidos tuvo con Zelenski en la reunión de la pasada madrugada. No voy a decir que no entiendo de política. De hecho, absolutamente todos entendemos de política; o por lo menos, como decía Aristóteles, tenemos el deber de hacerlo en cuanto ciudadanos que somos. Por eso no me cabe en la cabeza cómo la mayoría de una sociedad -la estadounidense- ha sido capaz de elegir a un retrógrado, enajenado y violento ser como su representante. Porque el problema no es él -que lo es por sus estrambóticas decisiones, sus mensajes sexistas y racistas, y por todas las guerras que su país sigue alentando-; sino esas personas que apoyan sus ideas. Supongo que el “ojos que no ven”, tan desfasado, ha calado en su cultura hasta mancharles la moral. Ya me gustaría ver cómo reaccionarían si fuesen ellos los que perdiesen su casa por culpa de una bomba tirada por un dron, viviesen sin agua caliente y electricidad, o se quedasen sin acceso a alimentos y medicinas. Pero no: aquí lo que importa es seguir con las guerras, humillar a las víctimas y favorecer que los demás asolen el planeta y a sus ciudadanos, mientras ellos se toman un café. Pero, sinceramente, para mí lo peor es cuando pienso en los animales de Palestina, Ucrania, Sudán y tantos otros países. ¡Es que me hierve la sangre! Los llaman “daños colaterales” como si fuesen objetos y no seres. ¡Es increíble!

En fin, “Querido Diario”, que no hay nada que hacerle. Ahora que ya me he desahogado, voy a preparar las cosas para ir hasta la colonia. Por desgracia, esa es otra “guerra” silenciosa a la que muchos también aplican el “ojos que no ven”.

Pero antes, me voy a preparar un buen café.

¿Por qué no nos plantearán estas cuestiones en el colegio? Que está muy bien eso de debatir sobre el uso del móvil en clase o los pros y contras de la Inteligencia Artificial pero, ¿qué sabemos sobre lo que está pasando más allá de nuestras fronteras? Menos mal que Ana y yo solemos leer los periódicos, contrastamos la información y vamos un poco más allá, porque si tenemos que esperar a que sean los “profes” quienes nos pongan al día, estamos apañados. Yo no sé si están aburridos de nosotros o están mal por lo que les pagan, pero la mayoría se pasan todo el tiempo enseñándonos conceptos del libro en lugar de motivarnos a aprenderlos por nosotros mismos. El de Historia, por ejemplo, venga a remarcarnos la importancia de las fechas y que si reinó este o hubo la guerra de tal. ¿Qué importancia tiene que me aprenda la fecha de una guerra de hace mil quinientos años si no me explican qué está pasando en Ucrania? Porque las guerras siempre han existido. Y de lo que no se habla es de los civiles; de las mujeres y niños que murieron sin sentido. Y tampoco de los animales. “Daños colaterales” ¡Qué injusto! Es increíble que un diario así pueda hacerme pensar más que lo que me cuente un “profe”. Está claro que es más real. Por si acaso el lunes en “Debate” sacan el tema de Trump y Zelenski, voy a buscar algo de información. Cruzo dedos para que no me toque defender al “retrógrado enajenado”.